Según las teorías de apego de Bowlby, se identifican tres tipos de apego cuyos comportamientos se replican en la edad adulta. El apego que se genera en la infancia con las figuras paternas, se replica en el ejercicio del liderazgo. Esta premisa que puede acusarse de determinista genera fiables resultados a nivel estadístico. Este apego, generado por la figura paterna o cuidadora, consiste en ofrecer una base segura, en momentos de eustrés o ausencia de peligro, desde la que el niño pueda explorar, crear y aprender. En momentos de distrés o peligro la figura paterna o cuidadora debe ofrecer un “refugio seguro” para proteger, cuidar y dar apoyo.

Los tipos de apego: seguro, ambivalente y evitativo, generados según la figura paterna o cuidadora, son formas de apego que se han generado en la infancia y que se convierten en tres tipos de liderazgo con una serie de consecuencias en cuanto a motivos para liderar, estilos de liderazgo y eficacia en según qué tipos de tareas.

Las personas de estilo de apego seguro, cuya figura paterna ha servido de base segura y refugio seguro, suelen ejercer un liderazgo socializado o participado, menos autocrático. Sus motivos para liderar son ayudar a los demás para que desempeñen mejor sus trabajos y promover cambios en el mundo. Tienen alta autoestima, son humildes y eficaces en situaciones centradas en las emociones y en las tareas.

Las personas de estilo de apego ambivalente, cuya figura paterna a veces ha servido de base segura y refugio seguro y otras no, ejercen un liderazgo menos democrático o socializado. Tienen baja autoestima y sus motivos para liderar predentender cubrir sus necesidades de seguridad y amor, revela así su poca confianza en sus habilidades de liderazgo. Baja eficacia liderando situaciones enfocadas a la tarea y en situaciones enfocadas a las emociones exalta excesivamente los aspectos emocionales.

Las personas de estilo de apego evasivo, cuya figura paterna ha rechazado la oferta de ser base segura y refugio seguro, ejercen un liderazgo autocrático, en la que pretenden hacer notar su autoconfianza y superioridad ignorando el cuidado de los aspectos más emocionales que conlleva el liderazgo. Son eficaces en situaciones enfocadas a la tarea pero poco eficaces en situaciones enfocadas a las emociones.

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