Hace un par de semanas vi la tan aclamada película Joker. Tenía muchas ganas de disfrutarla ya que las expectativas eran bastante altas por comentarios y críticas que había leído. A mi parecer Joaquin Phoenix interpreta al mejor Joker de la historia del cine. Explora magistralmente el carácter más psicopático, descontrolado y sanguinario del personaje. (Ojo Spoiler) Uno de los puntos claves que provoca que el personaje del Joker comience su espiral de asesinatos son las reducciones presupuestarias que acaban con las políticas sociales que controlan esos desmanes: la provisión de medicamentos gratuitos para él que remiten su psicopatía y la terapia que sigue gracias a una psicóloga social. Huelga decir que el personaje es un psicópata debido a una traumática infancia, sin embargo la película aborda el debate sobre cómo los contextos sociales influyen en el comportamiento de las personas, algo que parece que hoy en las tendencias que afectan a los recursos humanos se está obviando demasiado.
Solo hace falta navegar un poco por Linkedin para ver una cantidad importante de gurús afirmando, basándose en principios de la psicología positiva y el coaching, que lo realmente importante es la actitud, que “tu puedes”, que “hay que ponerle una sonrisa a la vida”, que se puede ser feliz, que es una decisión personal, que “depende de ti”.
Todos estos mantras basados en cursos de coaching, programación neurolingüistica (que con todos mis respetos sigue siendo una pseudociencia al igual que la homeopatía) y demás disciplinas aún por coronarse como ciencias, son repetidas por personajes de éxito: empresarios, famosos, presentadores de televisión y un largo etcétera. Dios me libre de quitarles la razón y discutir que quizás sus historias de éxito se deban a ese conjunto de mantras…de lo que estoy seguro es que no ha sido exclusivamente debido a ello, que haya sido únicamente una cuestión de actitud. Desde mi humilde opinión, creo que hacen un flaco favor a estas disciplinas: coaching, pnl y por supuesto a la psicología positiva (que sí es una ciencia) afirmando de manera machacona que todo es cuestión de actitud, de la voluntad de la persona, de dejar atrás sus pensamientos negativos y miedos y enfocar la vida desde otra perspectiva positiva.
De los modelos de psicología positiva que más he estudiado ha sido el modelo HERO (Healthy and Resilient Organizations) de Salanova, Llorens y colaboradores. De los tres pilares sobre el que descansa este modelo, que promueve organizaciones saludables y resilientes, dos corresponden al contexto o ambiente y uno a la persona.
Concluyendo, lo que quiero transmitir es que hemos escuchado hasta la saciedad la conocida máxima Orteguiana raciovitalista de “Yo soy yo y mi circunstancia” y parece que ahora los gurús de moda quieren reducirla a “Yo soy yo y mi voluntad”. Con este tipo de mantras se hincha día a día un coaching sin respaldo científico, basado en mantras de dudosa demostración científica y apoyado en la PNL, que aún está en el campo de las pseudociencias. El coaching está tomando un formato de burbuja importante, hoy cualquier profesional es coach y pocos presentan las respectivas certificaciones de ICF. Como decía anteriormente flaco favor le hacen. El coaching será ciencia, que ya hay varias revistas científicas que publican estudios, o acabará siendo frustrante e irrelevante.